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"La derrota en muchas ocasiones es más positiva que una victoria"

Actualizado: 19 abr 2020




Desde un pequeño barrio de La Palma, a tocar el cielo en Copenhague. Rosanna Simón es campeona mundial de Taekwondo en 2008, de Europa en 2010, plata en 2012 y bronce en 2006, 2014 y 2016. Ha ganado doce veces el campeonato de España y ha participado en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008. Además de sus innumerables medallas, esta luchadora compagina el deporte con otra de sus pasiones: la Fisioterapia, desde que se graduó en UIC Barcelona (2017), donde ha vuelto, para inaugurar el nuevo curso deportivo. ¿Cómo empezó tu pasión por el taekwondo? Fue por casualidad. Antes de practicar taekwondo, practiqué muchos deportes, como la natación y el baloncesto, pero me acababa aburriendo. Un día de camino a la escuela conocí el taekwondo. A través de una ventana vi a un entrenador vestido de blanco con un cinturón negro impartiendo unas directrices y unos niños pegando patadas y pasándoselo genial. Y así fue cómo decidí que quería probarlo. Con solo quince años dejaste La Palma y Tenerife para marcharte al Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat. Fue un cambio bastante duro. Me pilló en plena adolescencia. Significaba empezar una nueva vida. El primer año fue el más difícil, pero a partir de ahí ya me hice mi propio círculo de amigos en el CAR, y empecé a sentirme como en casa. ¿Has echado algo de menos? Eché de menos estar con mi familia, mis amigos, tener más tiempo para mi ocio y estar más tranquila. ¿Te arrepientes? Para nada. Si volviera atrás, lo volvería a repetir. Sin lugar a dudas. ¿Qué te aporta el taekwondo personalmente? Yo pienso que me ha ayudado mucho a madurar. Me ha enseñado a saber planificarme bien. Sobre todo, me ha inculcado disciplina y respeto. ¿Cómo llevabas la derrota? Soy una persona muy competitiva y al principio me costaba asimilarla. Perder no era un plato de buen gusto, pero según pasaron los años me di cuenta de que la derrota forma parte del deporte y que en muchas ocasiones es mucho más positiva que una victoria. A partir de ahí haces una introspección y te vuelves más exigente. ¿De qué campeonato tienes mejor recuerdo? Si tuviera que escoger uno, sería sin lugar a dudas mi campeonato del mundo. Desde pequeña tuve ese sueño en mente. ¿Cómo se vive el triunfo? En ese momento no me di ni cuenta. Fue un subidón de adrenalina. Vivía en una nube permanente. Ahora que estoy a punto de retirarme empiezo a valorar que han sido unos grandes logros. ¿El taekwondo da para vivir? A mí me ayudó a estar más tranquila en mi etapa universitaria, pero no da para vivir. No somos futbolistas: es un deporte bastante minoritario, poco reconocido y poco mediático. Si no sales en televisión, no vendes. Tristemente, de nosotros solo se acuerdan cuando vamos a unos juegos olímpicos. ¿Cómo era tu día a día? Antes mi día a día era muy exigente y cuadriculado. Lo tenía todo medido y tenía muy poco tiempo para dedicarme a mí. Me levantaba muy temprano para entrenar. Después me iba a estudiar, comía, descansaba, volvía a entrenar, iba a fisioterapia si tenía algún tipo de recuperación y estudiaba, si me quedaban fuerzas. Era como una máquina. ¿Por qué te decantaste por la Fisioterapia? Antes de Fisioterapia, empecé Educación Infantil, y después Turismo, pero no era lo mío. A mí siempre me había gustado la Fisioterapia. Lo veía de primera mano en el CAR y me llamaba mucho la atención. Una de mis mejores amigas estudiaba Fisioterapia en UIC Barcelona y tenía que dedicarle mucho tiempo al estudio. Esto no me gustaba, porque yo quería hacer una carrera que fuera fácilmente compaginable con el deporte, y no me atrevía a dar el paso. Pero, al final, me tiré de cabeza. No debió ser una decisión fácil. En esos años, el apoyo al deportista dejaba mucho que desear. Ahora tengo entendido que dan más facilidades. A pesar de todo, conocí a profesores y amigos que me ayudaron a llevar la carrera con más tranquilidad. ¿Y ahora que te retiras, cómo se te plantea tu nueva vida? He estado metida en una burbuja y sometida a unos horarios muy estrictos. Ahora tengo mucha más libertad. Tengo más tiempo para hablar conmigo misma y estoy empezando a conocerme, a vivir de nuevo. Es un cambio radical. ¿Qué plano ocupará el taekwondo? Siempre voy a estar vinculada a este deporte. Soy profesora de niños pequeños en una escuela y tengo un campus de verano donde imparto clases de taekwondo. Forma parte de mi vida. ¿Cuáles son tus retos, ahora? Para empezar, quiero seguir creciendo como entrenadora. A nivel profesional, quiero ser una de las grandes, también en el campo de la Fisioterapia. Quiero seguir formándome y en un futuro montar mi propia clínica.

Con tu experiencia, ¿qué recomendarías a deportistas de élite que están empezando? Les recomendaría que se comprometieran y lucharan hasta el final, que mantuvieran una actitud positiva. Pero, sobre todo, lo verdaderamente importante es que no se olviden de disfrutar de lo que hacen.



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