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“EL 95 % DE LA CLIENTELA HACE LO QUE TÚ QUIERES, NO LO QUE ELLOS QUIEREN"

Actualizado: 21 may 2020

LA PROSTITUCIÓN VOLUNTARIA, UNA REALIDAD QUE SE ALEJA DE LA SÓRDIDA EXPLOTACIÓN SEXUAL


Apricots es considerado por sus clientes uno de los mejores prostíbulos calidad-precio. Imagen: web de Apricots.

“Luchamos contra la trata de personas y la explotación sexual y nos gustaría que te unieras a nosotros. No te quedes callad@, ¡denuncia! Contacta con la Policía Nacional en la dirección trata@policia.es, o bien llama al 900 105 090”. Este es el comunicado que aparece en la web de Apricots, si entramos en el apartado de prostitución ética.


Escondido en el entresijo de oficinas de abogados y los suelos resplandecientes propios de los edificios de Pau Claris, se encuentra uno de los locales de alterne de la cadena Apricots, justo en el piso superior a sus oficinas de marketing.

El ideólogo del concepto “prostitución ética”, Alberto Javier Martínez, es expropietario de varios locales de alterne en Barcelona y actual director de marketing de esta cadena de prostíbulos. Su objetivo es claro: promover prácticas transparentes y honestas en el sector del sexo de pago.

Desde 2002, en Cataluña existen licencias que regulan los locales donde se puede ejercer la prostitución. Sin embargo, gran parte de la prostitución que se esconde tras el velo de la clandestinidad no comparte el interés de prostíbulos como el Club Haima, La Suite Escorts, el Felina o Apricots por la legalidad. Según la Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne (ANELA), en Barcelona existen más de 100 locales dedicados al ejercicio de la prostitución. Con o sin licencia.


Alberto lleva 22 años en el “puterío”, como él dice coloquialmente. Antes de adentrarse en el comúnmente llamado el oficio más antiguo del mundo, como cualquier universitario, alternaba su trabajo con sus estudios de informática. Entre semana, daba clases en una escuela y los findes trabajaba como camarero y bailaba en alguna discoteca de Balmes.

Su introducción en el mundo de la prostitución, sin embargo, fue singular. Alberto relata cómo una amiga le presentó a una chica con la que finalmente mantuvo relaciones sexuales. Sin quererlo ni buscarlo, empezó un negocio que daría para largo. Alberto explica que cuando volvió a ver a su amiga, esta le preguntó cómo había ido, para después soltarle varios billetes y decirle que su amiga “llevaba mucho tiempo sin mantener relaciones y quería ir a tiro fijo”. “A mí me dejó a cuadros. Me preguntó si lo volvería a hacer y yo contesté que sí”, narra. Entonces, las aventuras de Alberto eran esporádicas, y no fue hasta que su cuñada se vio obligada, por causas económicas, a trabajar en un bar de alterne, que el gerente empezó a trabajar de forma más continuada como chico de compañía. “Empezamos a buscar una agencia y ella sintió que podía compartir esa carga con alguien”.


La chica de la recepción del local saluda a Alberto con familiaridad. En Apricots, las habitaciones, de aspecto lujoso y confortable, tienen ducha y baño incorporados. Encima de la cama, en cada una, un albornoz blanco, doblado impecablemente. Las luces tenues, de tonos cálidos, proporcionan un aire de sensualidad a la estancia. Todo ello, escogido minuciosamente para invitar al cliente a relajarse y a deleitarse en sus fantasías más caprichosas pero, también, para garantizar la intimidad y la seguridad de la trabajadora sexual.


El perfil de prostituta, de lo más variado


En este local de alterne de Pau Claris, el ambiente es relajado. En sus horas muertas, las chicas de compañía de Apricots aprovechan para charlar con sus compañeras y mirar series encima de la cama. “Te encuentras chicas que lo hacen por necesidad, y que trabajan durante un tiempo hasta que ya no lo necesitan, otras que alargan la excusa durante más tiempo, y otras que lo hacen simplemente por ciertas comodidades y porque les apetece”, apunta Alberto y añade que muchas son universitarias.


Alberto: “Te encuentras chicas que lo hacen por necesidad, y que trabajan durante un tiempo hasta que salen de la necesidad, otras que alargan la excusa de la necesidad durante más tiempo, y otras que lo hacen simplemente por ciertas comodidades y porque les apetece”

Las prostitutas independientes se quedan el 100% de sus ingresos. En cuanto al precio de sus servicios, Alberto agrega que “hay unos mínimos para que no se perjudique al sector, porque sino el cliente tiende a tirar a la baja”. Si una trabajadora sexual decide prestar el servicio en un local o club, como las chicas de Apricots, paga el precio del alquiler de la habitación.


También hay un perfil de chicas que buscan otra vía, y en lugar de trabajar en agencias o clubs, se buscan clientes e intercambian favores. Para Alberto, es un trato simple: “Ella quiere pagarse sus estudios y tener lujos y un señor quiere tener la compañía de una universitaria joven y guapa. Mantienen una relación de amistad en la que ambos se benefician”.


El oscurantismo, otro mito más que afronta la prostitución legal


Películas como Pretty woman abrieron la veda al sector desinhibido del sexo. Si bien la realidad de los prostíbulos de la Ciudad Condal carece del glamour de la película, en su mayoría, el mapa de la Barcelona sexualmente canalla tampoco es tan siniestro como se ha dibujado en ocasiones. Al menos, cuando se trata de prostitución legal.


Según Alberto, los prostíbulos legales de Barcelona reciben 3 o 4 inspecciones al año, ya sea por parte de la administración para comprobar que se cumple con la normativa o por parte de la policía, que habla con cada una de las chicas en privado y por separado para cerciorarse de que se las trata bien.

Alberto subraya el papel de las redes sociales en la vida cotidiana de los más jóvenes: “hoy en día, el 100% de las chicas que están en las agencias tienen su móvil en la mano y se pasan el día de arriba para abajo con su Instagram”. En esta línea argumenta que “si una casa hiciera malas prácticas, se sabría enseguida. Actualmente, está claro que existen mafias, pero no lo manejan en clubs de alterne”, constata.


Alberto: “Hoy en día, el 100% de las chicas que están en las agencias tienen su móvil en la mano y se pasan el día de arriba para abajo con su Instagram”

Lejos de la lóbrega realidad que atenaza a las víctimas de las mafias, hoy en día, una prostituta tiene la oportunidad de integrarse en el mercado laboral dándose de alta como autónoma. “Si una prostituta no cotiza es porque no quiere”, constata Alberto. Aunque no existe una categoría como prostitutas, hay una que es “otros”, por lo que no es un impedimento.


Sin embargo, muchas deciden no seguir esta vía. La estigmatización social ha avivado en cierta manera la invisibilidad de esta cara de la prostitución, menos mediática y estandarizada. Alberto, como antiguo chico de compañía, señala que “es difícil que una chica se siente contigo y te diga que se ha metido en la prostitución por un motivo banal”, ya no digamos incluirlo en el currículum.


Alberto: “Es difícil que una chica se siente contigo y te diga que se ha metido en la prostitución por un motivo banal”

Los “pisos relax”, la alternativa ilegal que aflora en Barcelona


La alegalidad de la prostitución en España deja unos vacíos legales que propician prácticas clandestinas, tanto por parte de las mafias como por parte de las trabajadoras sexuales. Si la trabajadora sexual prefiere ejercer en solitario, tiene la posibilidad de hacerlo en su domicilio. Las prostitutas que eligen esta opción se inscriben en agencias de escorts en línea que les buscan clientes. Como dichas agencias cobran una comisión a las trabajadoras sexuales que contratan su servicio de publicidad, esto es ilegal.


Si no desean exponer su localización, pueden acudir a pisos ilegales. Estos pisos, que suelen esconderse bajo el sobrenombre de “pisos relax”, son parecidos a un local de alquiler de habitaciones, pero sin la licencia reglamentada, por lo que no requieren grandes inversiones de dinero.


Sara (nombre ficticio) trabaja en uno de estos “pisos relax”. Cobra 50€ por prestar sus servicios durante media hora, y 100€ la hora. De ese dinero, ella se queda el 50%. El porcentaje restante, se lo retiene la casa. La habitación que alquila le suele costar entre 300€ o 400€ semanales, aunque el gasto le compensa. “Si te va bien la semana puedes ganar hasta 3.000 euros”, revela, sin remilgos.


Sara, trabajadora sexual: "Si te va bien la semana puedes ganar hasta 3.000 euros"

De pelo oscuro y mirada aguda, Sara es una joven colombiana de 26 años que lleva casi toda la vida en Barcelona. Se sumergió en el sector del sexo por recomendación de una compañera de piso, porque necesitaba dinero y no encontraba trabajo, aunque ya se lo había planteado con anterioridad. Sin embargo, advierte que las aguas que envuelven su mundillo son turbias: “Te juegas la vida de varias maneras. De dinero rápido sí que podemos hablar, pero de fácil, desde luego que no”.


Antes de empezar en uno de estos pisos orientales, Sara ejercía en solitario. Entonces, sus servicios costaban 60€ la media hora y entre 100€ y 120€ la hora completa. Si tenía que desplazarse hasta el domicilio del cliente, incrementaba el precio hasta 200€ la hora. ¿El inconveniente? El enorme riesgo que corría. “Cuando le digo a mi madre que estoy trabajando solo me dice que me cuide mucho”, explica.


Sara: “De dinero rápido sí que podemos hablar, pero de fácil, desde luego que no”

Sara valora mucho su privacidad, por lo que solo sus más allegados, como su pareja y sus padres, conocen su oficio. “Este trabajo te enseña muy bien que el sexo va completamente desligado al cariño y/o amor”, reflexiona, y agrega que hay que tener en cuenta que “yo me habré acostado con unos 300 hombres”. Sin embargo, Sara tiene claras sus convicciones: “No sé cuándo te prostituyes más, cuando te explotan en un trabajo en nómina y aguantas que te pisoteen durante horas o cuando pones precio a tu tiempo ofertando tu cuerpo”.



Entre bambalinas


Una de las habitaciones de Apricots. Imagen: web de Apricots.

A diferencia de la creencia popular, Alberto y Sara aseguran que “trabajando en la prostitución, ves que el 95% de la clientela hace lo que tú quieres, no lo que ellos quieren”. También reciben visitas desagradables de “clientes que están muy acostumbrados a contratar servicios de prostitución y que están hasta arriba de ver porno, pero no es lo más usual”, sopesa Alberto. En este sentido, puntualiza que la pornografía distorsiona en gran medida la imagen del sexo, de manera que las consecuencias de la falta de educación sexual las afrontan día a día las que están en primera línea de fuego.


Un estudio realizado en la comunidad de Madrid sobre el cliente refleja que la gran mayoría acuden a la prostitución para vivir una aventura, para satisfacer sus fantasías sexuales o por falta de afecto. En la Ciudad Condal, todo indica que la probabilidad es la misma. Pocos clientes toman la iniciativa y algunos, incide la trabajadora sexual, solo quieren compañía.


Según la ONU, el 39% de los varones españoles ha pagado en alguna ocasión por mantener relaciones sexuales, principalmente ciudadanos de entre 35 y 55 años. Sin embargo, Sara y Alberto coinciden en que el perfil es de lo más variado. “Un chico joven, de 21 años, por ejemplo, es un perfil de cliente muy estándar", comenta el trabajador de Apricots. Sara, por su parte, explica que "hay hombres asquerosos y otros que no entiendes por qué razón pagan por sexo”.


Alberto: "Contratar un servicio de prostitución es muy frío, sobre todo en según qué escenarios, pero es frío tanto para el cliente y como para el trabajador”

“Contratar un servicio de prostitución es muy frío, sobre todo en según qué escenarios, pero es frío tanto para el cliente y como para el trabajador”, subraya Alberto. Por esa razón, reconoce que “si no pones un tanto por ciento grande para tomártelo como un disfrute, es imposible”. Y lo más importante: no prejuzgar al cliente. A pesar de la superficialidad del acto sexual en estas condiciones, el trabajador de Apricots sostiene que cada persona es distinta y que hay mil relaciones diferentes: “Por eso hay chicas y chicos que no besan a sus clientes normalmente y luego hacen excepciones. La implicación con la clientela es la que elige cada uno”.


Regular o prohibir, el eterno debate


España es el país europeo con mayor demanda de sexo pagado y el tercero a nivel mundial. Sin embargo, aún no hay ningún tipo de regulación y la prostitución sigue siendo alegal. Nuestro país tiene, desde el año 1936, una posición abolicionista que actualmente constituye el discurso hegemónico en el debate sobre la prostitución.


Sin embargo, esto no amedrenta a los clientes. El mes de octubre, dos locales de Apricots atendieron a 3.408 clientes. En cada local, trabajan unas 30 chicas. Entre los 4 locales que maneja la cadena, la cifra subiría a más de 5.000 servicios. Según la Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne (ANELA), los españoles se gastan en prostitución 18.000 millones anuales. “Si en un país como España se ilegalizara, esto no desaparecería, porque la demanda persiste”, atina el director de marketing de Apricots. Por otro lado, el estudio anual de la Guardia Civil registra entre 40.000 y 60.000 prostitutas en España, aunque según los cálculos de ANELA, la cifra asciende a cerca de 300.000. Una diferencia considerable. ¿La cifra real? Un misterio.


La falta de legislación provoca que muchos locales funcionen con prácticas que ponen a las trabajadoras sexuales en situación de desventaja. Por ese motivo, a pesar de todo el control administrativo y policial, hay casas que imponen normas incongruentes que no respetan los derechos de las trabajadoras. Algunos locales, según informa Apricots, no tienen tarifas fijas de alquiler y cobran a porcentaje, multan a las chicas o retienen su documentación por un tiempo. Malas prácticas que, actualmente, están penadas por la ley.


Alberto: "Si se regula el sector, el trabajador sexual ha de ser 100% autónomo y que él decida sus horarios, sus clientes y sus servicios”

“Unas chicas nos explicaron que en su antiguo lugar de trabajo les hacían pagar 3 euros para ir al lavabo y 5 euros por cargar el móvil cada hora”, ejemplifica Alberto, con gesto ofuscado. Por esa razón, prosigue, “nosotros las formamos y les explicamos sus derechos”.


Cuando se habla de la prostitución, se habla de regular por unos derechos. Sin embargo, Alberto, como expropietario de varios prostíbulos y antiguo chico de compañía, comenta que hay otra parte que siempre se obvia en esas conversaciones, y son las obligaciones, pues cuando eres trabajador, debes cumplir un horario y unas normas de la empresa. “Esta conversación empieza en regulación y acaba en proxenetismo. Todo trabajador tiene unas obligaciones, y en la prostitución no puedes obligar a nadie”, argumenta, y apunta que “si se regula el sector, el trabajador sexual ha de ser 100% autónomo y que él decida sus horarios, sus clientes y sus servicios”.





Para leer la entrevista a Alberto:


 

Bibliografía Cáritas. La prostitución desde la experiencia y la mirada de Cáritas. 2016.


ONU. Trata de personas hacia Europa con fines de explotación sexual. 2010.


Cortes Generales. Informe de la ponencia sobre la prostitución en nuestro país. 2007.


Área de Gobierno de empleo y Servicios a la Ciudadanía. Dirección General de Igualdad de Oportunidades (2004): Las ciudades y la Prostitución.


Dirección General de la Mujer (2003). Una aproximación al perfil del cliente de prostitución femenina en la Comunidad de Madrid.


Carmen Meneses Falcón (2003). Perfil de la prostitución Callejera. Análisis de una muestra de personas atendidas por APRAMP, Madrid, Universidad Pontificia de Comillas.


Guía sobre la trata de personas con fines de explotación sexual. Elaborada por la Asociación de Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP) y editada por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad.


Infografía de Apricots



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